Dejarnos sorprender por lo que nos rodea nos hace sentir vivos y buscar nuevas respuestas.

La sorpresa es una emoción neutra que aparece de forma súbita ante una situación repentina, inesperada, novedosa o extraña y dura muy poco tiempo, hasta que se transforma en la nueva emoción desencadenante (sorpresa-alegría, sorpresa-miedo, sorpresa-temor, sorpresa-felicidad…)

Las situaciones que provocan la sorpresa se recuerdan como agradables, aunque haya sorpresas que desencadenan emociones agradables y otras desagradables.

Con la sorpresa se genera un estado de urgencia que pone al cerebro alerta para decidir rápidamente como actuar, afrontar la nueva situación y reaccionar ante el suceso valorando sus posibles consecuencias.

La sorpresa favorece los procesos de atención, las conductas de exploración y el interés o curiosidad por las situaciones novedosas.

Llamar la atención y sorprender es una de las formas que utilizamos para que los demás nos recuerden: Sorprende a los demás cambiando algo en tu rutina o tu atuendo o haciendo alguna cosa diferente y prueba esto también con los niños.